April 29, 2017 11:38
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Las pibas asesinadas, además de la edad, tienen algo en común: aparecen muertas después de protagonizar escenas de placer, de puro goce mundano como ir a bailar, comer un asado, disfrutar con otros amigos o amigas. Frente esos cuerpos femeninos empoderados y deseantes y los machos que las matan hay un hiato. Y en ese hueco encuentra lugar el femicidio. Un desfasaje entre las pibas y las masculinades prepotentes. Liliana Daunes lee un fragmento de ‘El femicidio de Araceli Fulles, NO LA BUSCARON’, artículo de María Florencia Alcaraz publicado en la revista Anfibia. Read more
Las pibas asesinadas, además de la edad, tienen algo en común: aparecen muertas después de protagonizar escenas de placer, de puro goce mundano como ir a bailar, comer un asado, disfrutar con otros amigos o amigas. Frente esos cuerpos femeninos empoderados y deseantes y los machos que las matan hay un hiato. Y en ese hueco encuentra lugar el femicidio. Un desfasaje entre las pibas y las masculinades prepotentes. Liliana Daunes lee un fragmento de ‘El femicidio de Araceli Fulles, NO LA BUSCARON’, artículo de María Florencia Alcaraz publicado en la revista Anfibia.